Formación bacteriana de granizo en las nubes

21/ 07/ 2011 a las 3:19 | Publicado en Granizo, Meteorología | Comentarios desactivados en Formación bacteriana de granizo en las nubes

Se ha descubierto una alta concentración de bacterias en los núcleos de partículas de granizo, lo que sugiere que los microorganismos presentes en el aire a suficiente altitud pueden intervenir en ese y otros fenómenos meteorológicos.

El equipo de Alexander Michaud, de la Universidad Estatal de Montana en Bozeman, y Brent Christner, de la Universidad Estatal de Luisiana, analizó los granizos de más de 5 centímetros de diámetro recolectados en el campus universitario tras una tormenta en Junio del 2010. Los granizos fueron separados en 4 capas y se dejaron fundir para analizar el agua de cada capa. El número de bacterias cultivables resultó ser bien alto en los núcleos internos de condensación de los granizos.

Para que se produzca una precipitación, debe haber partículas que actúen como núcleos de condensación, para así permitir la agregación de las moléculas de agua. Hay evidencias cada vez más abundantes de que estos núcleos también pueden ser bacterias u otras partículas biológicas.

El estudio de Michaud sigue una línea de investigación de actividad creciente, centrada en la bioprecipitación, un nuevo concepto según el cual las bacterias pueden iniciar la lluvia y otras formas de precipitación como nevadas y granizadas. La formación de hielo en las nubes, proceso que es necesario para producir los copos de nieve y originar casi todos los casos de lluvia, requiere de estas partículas nucleantes, también llamadas núcleos de condensación o de congelación, que son partículas alrededor de las cuales puedan crecer los cristales de hielo.

Los aerosoles ejercen un importante papel en los procesos que en las nubes llevan a la precipitación. Ese papel deriva de la capacidad de los aerosoles para servir como núcleos para el crecimiento del hielo. A temperaturas más cálidas que 40 grados centígrados bajo cero, la formación de hielo no es espontánea y requiere de núcleos de condensación.

Hay una gama diversa de partículas capaces de servir como núcleos de condensación, pero las más activas que existen de manera natural tienen un origen biológico, y son capaces de catalizar la formación de hielo a temperaturas tan altas como 2 grados centígrados bajo cero.

En estos momentos, el núcleo de condensación mejor estudiado es el patógeno Pseudomonas syringae, una bacteria conocida por las muchas especies vegetales a las que infecta.

Ciertas cepas de P. syringae poseen un gen que codifica una proteína en su membrana externa, permitiendo así que se adhiera a moléculas de agua en una configuración específica, proporcionando una plantilla de condensación muy eficaz que mejora la formación de cristales de hielo.

Todo parece apuntar a que las altas concentraciones de núcleos biológicos de hielo pueden influir en la concentración y tamaño promedio de los cristales de hielo en las nubes, la cantidad de precipitación que llega al suelo, e incluso el grado de aislamiento de la Tierra frente a la radiación solar.

Fuente: Noticias de la Ciencia y la Tecnología

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